Así es la mujer española
Prosiguiendo con nuestra labor sociológica (y dedicado especialmente a los múltiples guiris que sabemos que leen esta página) pasamos a explicar las principales virtudes que debe poseer una auténtica mujer española.
COMPLACIENTE. Es un imperdonable error la negación al esposo del débito conyugal. La mujer no debe, bajo ningún pretexto, negar a su marido lo que le pertenece. Muchas mujeres que se lamentan de las infidelidades de sus esposos no quieren darse cuenta de que fueron ellas las culpables de la traición por no haber conocido a tiempo la enorme trascendencia del consejo que antecede. (Dr. Núñez. Antes de que te cases. 1946).
COCINERA. Que las comidas estén dispuestas a tiempo, a la hora que el señor las ha pedido. Puede tener un cita de negocios, una reunión. Si no hay nada preparado a la vuelta, ya se comprende su descontento, su impaciencia. De ahí a las escenas no hay más que un paso que pronto se franquea. Trata de cocinar bien. Los buenos maridos tienen fama de buen apetito. En todo caso, si todas las noches hay charcutería, y cada dos o tres días el mismo menú estereotipado, su humor se resentirá. (ANGEL DEL HOGAR, La intimidad conyugal, 1949).
FEMENINA. El hombre busca en la mujer precisamante las cualidades que él por su naturaleza no posee. Busca femineidad, dulzura, delicadeza. Mujer-hombre, no la quiere. Para hombre se basta él. Cuando pedimos café, queremos que se nos sirva café puro, sin mixtificaciones, es decir, café-café. Esas chicas que con sus modales recuerdan a casi un hombre, llamarán tal vez la atención, arrancarán algún piropo a los tontos y a los frescos, pero al chico recto y bien formado eso no le gusta.(JORGE LORING, jesuita. Para salvarte (ellas), 1963)
MATERNAL. El organismo de las mujeres está puesto al servicio de una matriz; el organismo del hombre se dispone para el servicio de un cerebro. (FEDERICO ARVESU, médico y jesuita.La virilidad y sus fundamentos sexuales. 1962)
GIMNÁSTICA. Una mujer que tenga que atender a las faenas domésticas con toda regularidad tiene ocasión de hacer tanta gimnasia como no hará nunca, verdaderamente, si trabajase fuera de su casa. Solamante la limpieza y abrillantado de los pavimentos constituye un ejemplo eficacísimo, y si se piensa en los movimientos que son necesarios para quitar el polvo de los sitios altos, limpiar los cristales, sacudir los trajes, se darán cuenta de que se realizan tantos movimientos de cultura física que, aun cuando no tienen como finalidad la estética del cuerpo, son igualmente eficacísimos precisamente para este fin. (Teresa. Revista de la Sección Femenina, 1958.)
BAILARINA. En cierta edad, ya no muy pequeñas, adivinan que su ansia de maternidad -porque toda mujer ha nacido para ser madre- no puede realizarse sino con la cooperación del varón. Por eso sienten necesidad de relacionarse con el otro sexo. Y ¿dónde mejor que en el baile?. El joven la solicita y ella -la dama- se siente complacida entregándose a él. (VICENTE HERNÁNDEZ GARCÍA, El baile,1952 )
DIVERTIDA. Los primeros juguetes de las niñas han de ser las muñecas o cosas parecidas, en conformidad con sus fines ulteriores. Por donde se lleve el agua, por allí corre; y el agua es la conciencia de las niñas en sus primeros años; que corra por sus cauces propios y femeninos. (ANTONIO GARCÍA FIGAR, dominico. Por una mujer mejor, 1952.)
SUMISA. La mujer es la que tiene que llevar la iniciativa en esta táctica del ceder. Constitucionalmente presenta menos dificultad física y psicológicamente de ordinario Dios la ha dotado de una inmensa capacidad de aguante. Después, el hombre, conseguida esa victoria o seudovictoria inicial, más fácilmente cede y aun se da por derrotado. La discreta dulzura femenina puede completar brillantemente la victoria, pero sin la humillación del hombre. (PADRE DAVID MESENGUER Y MURCIA, Matrimonio, 1954).
CORRECTA. La actitud íntima de la especie humana es la posición horizontal, es decir, aquélla en que el hombre se sitúa delicadamente sobre la mujer (...). La posición vertical, o sea, de pie, no puede ser más peligrosa, pues expone al hombre a graves accidentes, por ejemplo, a la parálisis de las piernas. Y cuando la mujer ocupa el sitio de su marido el acto conyugal no se cumple como debiera. (M. IGLESIAS, Problemas Conyugales, 1954).
DISCRETA. Si por casualidad vuestro marido sale alguna vez y, por casualidad, está a punto de cerrar la puerta sin deciros adónde se va, no os creáis autorizadas a exigirle que os diga lo que va ha hacer. (DOCTOR CARNOT, El Libro del Joven, 1965).
LISTA. No haga la mujer gala de sus conocimientos si es que posee una formación intelectual mejor que la del esposo. Al hombre le gusta sentirse siempre superior a la mujer que ha elegido como compañera. (MATILDE RUIZ GARCÍA, La Mujer y su Hogar, 1957)